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Publicado el 01 de abril 2022

Impactos tras el aumento de tasas en Estados Unidos

Aumento de tasas en Estados Unidos

La Reserva Federal de los Estados Unidos (FED), anunció el pasado 16 de marzo un aumento en la tasa de interés de 0.25 puntos porcentuales. Tras esta posición, el mercado prevé que se eleve aún más la tasa de interés en lo que resta del año y que se alcance para el cierre de este 2022, un rango entre 2,25% y 2,5%.

Con esto, la FED busca frenar una inflación que ha alcanzado su nivel más alto desde 1982, situándose en un 7.9% tras los desequilibrios actuales entre oferta y demanda que se han presentado desde la pandemia y que se han intensificado aún más con los altos precios del petróleo, el gas, la energía y de algunas materias primas, en el marco del conflicto entre Rusia y Ucrania.

Si bien el primer objetivo de esta decisión es controlar la inflación, su disminución sólo se estaría esperando hacia finales del 2022 o incluso hasta el 2023, mientras que las consecuencias en otras variables podrían estarse viendo de manera más rápida para Estados Unidos y también para las economías latinoamericanas, una vez se dé la transmisión de esos incrementos entre las diferentes líneas de crédito y en la captación.

Producto de esto, es el cambio en la proyección del PIB de Estados Unidos, pasando de 4% a 2.8% para este año, pese a los buenos resultados de su tasa de desempleo, que llegó a ubicarse en febrero en 3.8%, la más baja desde comienzos de la pandemia.

Sin duda, las mayores tasas en Estados Unidos presionan la cotización de los precios de la renta fija, especialmente para los Bonos del Tesoro Americano, que a su vez son referencia para la deuda corporativa.

El caso de Latinoamérica

Este aumento podría representar una presión adicional a sus monedas ante una eventual salida de capitales en la región. De esta manera, en el caso de presentarse una mayor devaluación, el alto precio de las importaciones generaría mayores incrementos de materias primas y productos terminados, lo que podría derivar en políticas monetarias contractivas en bloque para frenar las presiones inflacionarias adicionales.

Ante este contexto, desde nuestra estrategia hacemos un análisis de los retos y oportunidades que se pueden generar en nuestros portafolios de inversión a través nuestros diferentes asset class:

Renta fija

Sin duda, las mayores tasas en Estados Unidos presionan la cotización de los precios de la renta fija, especialmente para los Bonos del Tesoro Americano, que a su vez son referencia para la deuda corporativa.

Con esto y dada la posición de la FED, los agentes de mercado esperan que se esté alcanzando la tasa máxima en dos años, lo que podría implicar que los bonos de vencimientos menores se vean más afectados que los bonos con plazos superiores.

Sin embargo, dadas las características de esta crisis, donde la inflación está subiendo en mayor medida por problemas de oferta más que por exceso de demanda, no vemos un incremento de tasas como un escenario temporal en el mediano plazo, lo que nos mantiene cautos en este asset class, incluso cuando se ha comportado como un activo refugio en otros tiempos de volatilidades.

Deuda privada

En nuestro modelo de estructuración, selección y asignación de riesgo de crédito a las diferentes empresas de la región, factores como la solvencia y altos indicadores de cobertura de crédito serían más relevantes en la selección, teniendo en cuenta plazos, endeudamiento a tasa fija o tasa variable, así como la existencia de coberturas ante deudas denominadas en diferentes monedas a las locales.

Renta variable

Mayores tasas de interés podrían generar mejores rendimientos en instrumentos de tasa fija como CDTs, lo cual puede presionar los volúmenes de activos de riesgo en estos momentos de incertidumbre global.

Ante un panorama de subida de tasas, el nivel de endeudamiento, la exposición a deuda en dólares y la fase en la que se encuentre el pasivo de las compañías listadas, será clave para determinar la posición a asumir desde nuestra estrategia y los plazos de retorno, adicional a la preferencia por regiones con menor exposición al conflicto actual entre Rusia y Ucrania.

En Estados Unidos, frente a los anuncios de incrementos en tasa para este año, las acciones del factor growth podría presentar menores volúmenes negociados que las del factor value para portafolios con plazos menores y una mayor aversión al riesgo, no obstante, nuestros modelos cuantitativos soportan nuestra posición de mantener una mezcla de ambos.

Real Estate

La creciente demanda de activos logísticos, el auge de los datacenter para almacenamiento de información y la reconfiguración del uso de las oficinas, ante modelos más flexibles y demandantes en amenidades y tecnología, han hecho que sobresalgan los fundamentales que garantizan la necesidad de este tipo de inversiones, por encima del desestimulo de un incremento de tasas de interés a nivel global.

De esta manera, la inversión en activos estabilizados industriales y logísticos se ha consolidado como una alternativa ideal en momentos de presiones inflacionarias, ya que brindan una cobertura desde la indexación a la inflación desde sus contratos de arriendo. Adicional, la fortaleza del e-commerce, que a la par de las nuevas tendencias de consumo ha generado necesidades a las empresas de fortalecer sus cadenas de abastecimiento, establecer mayor cercanía logística a sus mercados, y desarrollar una infraestructura más actualizada y eficiente, ha conllevado a ver vacancias en niveles bajos históricos en algunas localidades e incremento significativo en las rentas, pese a un escenario de políticas económicas contractivas.

Infraestructura

Al igual que en Real Estate, este asset class ha demostrado su resiliencia a los ciclos económicos adversos y presenta típicamente una cobertura de inflación que protege a los inversionistas ante cambios macroeconómicos en mayor medida que otras alternativas.

Por otro lado, la apuesta global por la transición energética ha significado un impulso relevante para la canalización de recursos privados hacia la inversión en proyectos de generación de energía renovable, con plazos superiores al periodo contemplado actualmente para frenar la inflación vía aumento de tasas de interés.