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Metales y petróleo en medio de la contracción económica
Durante lo corrido de este 2022, hemos visto cómo los commodities y ciertos materiales cobraron especial protagonismo, no solo por el conflicto Rusia-Ucrania sino también por la inflación energética que se empezó a gestar desde finales del 2021 en Europa, y que dio inició a los máximos históricos en sus cotizaciones.
En un contexto inflacionario, compuesto por choques de oferta y una demanda fortalecida ante los estímulos fiscales y monetarios que se dieron para reactivar la economía, posterior a la pandemia, los commodities y ciertos materiales sobresalieron en el asset allocation táctico como un hegde inflacionario, como es el caso del petróleo (contratos del WTI) y el cobre, que alcanzaron un máximo de 123.70 USD y 4.93 USD respectivamente.
Latinoamérica se vio relativamente favorecida ante las altas cotizaciones, especialmente los países exportadores netos de petróleo como Colombia y Brasil y de cobre como Perú y Chile.
Escucha nuestro podcast: Equity latinoamericano en medio de la desaceleración económica.
Sin embargo, su efecto se ha ido disipando en la medida en la que una inflación persistente y unas políticas monetarias contractivas generalizadas fueron acrecentando los temores de una recesión económica a nivel global.
De esta manera, los precios del petróleo, el cobre y el mismo oro han sufrido en los últimos meses altas volatilidades ante la incertidumbre y una data que muestra contrastes en la desaceleración económica y la inflación galopante, así como una mayor probabilidad de recesión incorporada en los mercados.
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Es por esto que, en SURA Investment Management analizamos los diferentes eventos y factores en el mercado que determinan las perspectivas para el petróleo, el cobre y el oro.
- Petróleo:
En el caso del petróleo, aunque no pierde su atractivo por comportarse como un hedge inflacionario, fuerzas de oferta, como la restauración de la producción en Irán y el desbloqueo de los activos petroleros en Libia, podrían presionar sus precios a la baja.
Por otra parte, los países miembros de la OPEP aún no han cumplido con su cuota de producción, los inventarios se encuentran por debajo del promedio de los últimos cinco años y las sanciones a importaciones de petróleo provenientes de Rusia aún continúan, lo que puede sostener las cotizaciones.
- Cobre:
Los inventarios se mantienen en niveles bajos y es posible que la transición energética impulse su demanda de una manera más estructural, así como la expectativa de un relajamiento para el sector inmobiliario en China ante la necesidad de alcanzar un crecimiento económico decretado desde principios de este año.
No obstante, reconociendo la dependencia del cobre a la dinámica del sector constructivo, los menores permisos de construcción y el mayor costo de endeudamiento podrían frenar su demanda y presionar a la baja sus cotizaciones y por ende, las monedas de los países productores como es el caso de Chile.
En Latinoamérica será crucial el monitoreo de los conflictos entre las comunidades y grandes mineras en Perú, así como los riesgos de las modificaciones de licencias, permisos e impuestos para las mineras en Chile, ante los cambios del nuevo Gobierno, lo que podría señalar una reducción en la producción de este metal.
- Oro:
Nos encontramos en una fase de contracción donde el rendimiento relativo del oro tiende a ser favorable, teniendo en cuenta, no sólo que está sobrevendido, sino el régimen de volatilidad actual y los riesgos geopolíticos que han marcado el curso de este 2022 en diferentes regiones.
Sin embargo, en medio de este contexto, el dólar permanece con gran fortaleza a nivel mundial frente al resto de las monedas, y las tasas reales aún no muestran tendencia a la baja. Adicional, otro factor que podría desestimular la demanda de oro, es el aumento de la probabilidad de recesión, ya que en medio de choques recesivos puede predominar la búsqueda de liquidez.
Ante este panorama, en SURA Investment Management pasamos de un sobreponderar a un neutral en el corto plazo en petróleo y cobre.
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En el largo plazo, tenemos una visión más constructiva, teniendo en cuenta, por lo sucedido en la última contracción del 2020, que los tiempos recesivos podrían estar teniendo una menor duración que el evidenciado en otros periodos, como la crisis del 2008, y que la recuperación económica, que se espera de manera cíclica, podría impulsará su demanda de manera estructural.