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¿Recesión en pausa?
Sin duda los temores de una recesión se fueron consolidando durante el 2022, en la medida que la inflación se volvió más persistente de lo anticipado y eventos que no estaban previstos a nivel global presionaron los precios hasta niveles no evidenciados en cuatro décadas en países desarrollados, así como también ha afectado a países emergentes.
Igualmente, los cuatro incrementos consecutivos de 75 pbs por parte de la FED en su tasa de referencia durante el 2022, también fueron deteriorando la confianza del consumidor y las condiciones financieras para la inversión productiva a nivel global.
Sin embargo, empezamos un 2023 con señales mixtas, que por un lado reafirman la desaceleración o contracción y otras que por el contrario parecen indicar que la recesión podría ser menos severa de lo que se espera o incluso posponerse más allá del segundo trimestre de este 2023.
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Algunos de los factores que han contribuido al actual cambio de narrativa, son los siguientes:
- Inflación de desarrollados en descenso
La ola de datos positivos respecto a la inflación de diciembre de Estados Unidos (6.5%), que señalaba cuatro descensos consecutivos, sin duda alentó al mercado a mejorar sus expectativas respecto a las condiciones financieras futuras en Estados Unidos.
Igualemente el hecho de que el gas en Europa reportara caídas cercanas al 31% versus el año anterior, en donde llegó a subir más del 100%, también generó expectativas positivas para esta región.
No obstante, de acuerdo al FMI (Fondo Monetario Internacional) se espera que la inflación global descienda durante este 2023, pero incluso para el 2024, la inflación general y subyacente podría seguir por encima de los niveles previos a la pandemia en más del 80% de los países.
Esto último coincide con las perspectivas de inflación para Estados Unidos, en donde si bien se espera que la política monetaria contractiva siga surtiendo efecto, factores como las rentas inmobiliarias y un mercado laboral apretado, podrían mantener la inflación en niveles superiores al objetivo de política monetaria durante el 2023.
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- Reapertura de China
El índice de gestores de compras del sector manufacturero (PMI) subió a 50,1 puntos desde los 47 de diciembre, igualando las estimaciones del mercado, mientras que el indicador no manufacturero, que mide la actividad en los sectores de servicios y construcción, aumentó a 54.4% desde 41.6%.
Con esto, el sector manufacturero y de servicios creció en enero de 2023 por primera vez en cuatro meses, gracias a la reanudación de la recuperación tras la crisis, el fin de las cuarentenas y restricciones en la movilidad.
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La producción y el funcionamiento de las fábricas ha mejorado tras la reapertura y que la recuperación se deberá seguir consolidando para que la demanda empiece a mostrar también mayor dinamismo. Será clave seguir monitoreando la recuperación del consumo interno, la dinámica de sus socios comerciales y el desempeño del sector construcción, en la medida en que los estímulos fiscales continúen favorables y las condiciones financieras se sigan relajando para su operación.
- Optimismo en la Eurozona
La probabilidad de recesión en la Eurozona ha caído desde un 80% a un 67%, dada la ola de noticias macroeconómicas que están favoreciendo el sentimiento, el cual a su vez, está altamente correlacionado con el comportamiento del equity europeo, que ha tenido una subida del 11.1% en el último mes.
Por otra parte, aunque el nivel de confianza aún se encuentra en terrenos de desaceleración, el sentimiento han mejorado y continúa con su tendencia al alza desde octubre del 2022, , tal como se evidencia en la gráfica de la derecha.
Gráfica 1.
La reapertura de China y la posibilidad de que esto favorezca en mayor medida a países de Europa, y un invierno menos intenso al que se esperaba en este continente, hicieron que las perspectivas se tornaran más favorables para esta región y su equity.
Gran parte del mercado aún considera que hay mayor espacio para futuras subidas de estos activos, teniendo en cuenta dos factores: todos los sectores del equity de la Eurozona están más baratos que los de Estados Unidos, y por otra parte, el mercado de futuros sigue estando más posicionado hacia el sentimiento negativo, por lo que habría más espacio de mayor flujo una vez se cambie de posición.
¿Optimismo temporal?
Pese al rally de los activos de riesgo, existen algunas variables que nos pueden seguir alertando sobre el impacto de la contracción:
- Presión en los márgenes
Ante las dificultades para trasladar al consumidor final el incremento de sus costos, en SURA Investment Management no esperamos crecimientos positivos en las utilidades corporativas de Estados Unidos. De esta forma, mientras sus métricas de eficiencia y rentabilidad se sigan viendo perjudicadas, podríamos esperar que las expectativas de utilidades sean menores.
Junto a esto, vemos que el dato del PIB de Estados Unidos para el cuarto trimestre de 2022 fue 2.9%, superior al previsto por el mercado (2.6%), cerrando el año pasado con un 2.1% de crecimiento anual. Igualmente el mercado laboral contínua apretado, con una tasa de desempleo en mínimos históricos que se ubica actualmente en 3.4%.
Esto representa menos presiones para la FED para recortar su tasa de referencia, por lo cual, creemos que una vez la FED llegue a una tasa terminal con la que se sienta más cómoda, no empezará a bajar inmediatamente su tasa, haciendo que las condiciones de liquidez se mantengan estrechas.
- PMI Globales
Pese a que varios PMI han mejorado su tendencia, aún se observan varias regiones en terrenos contractivos, por debajo del umbral de 50:
- Estacionalidad del mes de enero
El rebalanceo de posiciones en los portafolios que se da a inicios de año podría estar contribuyendo al rally de los activos de riesgo, especialmente para las acciones con caídas más pronunciadas durante el 2022, sumado al efecto de “reseteo” que puede darse ante un cambio de año y que viene comúnmente acompañado de un sentimiento más optimista en los mercados.
Es por esto que, los riesgos para las perspectivas continúan sesgados a la baja, incluso si estos se han moderado desde octubre del año pasado y algunos factores positivos han ganado relevancia.
Existen tensiones geopolíticas que aún no están resueltas, por lo que la tendencia a la baja del petróleo no sólo dependerá de una menor actividad económica sino también de la dinámica de la oferta, que podría presionar la inflación de nuevo si se escalan los conflictos.
Así, esperamos para esta primera mitad del 2023 que la desaceleración continúe, acompañada de una inflación cediendo y los últimos choques de política monetaria.
A su vez, creemos que las expectativas de utilidades se ajustarán a la baja, por lo cual continuamos neutrales en renta variable, con un enfoque en la selectividad, mientras que mantenemos una mayor convicción en activos de renta fija, al ser activos defensivos con yields altos, que implican un mejor punto de entrada.